Quién más y quien menos ha experimentado alguna vez en su vida el sentimiento de culpa. Unas veces experimentado por decir, hacer o sentir algo. Otras, por no decir, no hacer o no sentir.
Personas que se sienten culpables por decir que no, personas que se sienten culpables por no atender las necesidades de los demás, personas que se culpan por sentir emociones que califican como negativas.
¿Qué se esconde detrás de la culpa?
Generalmente la culpa está relacionada con los valores morales, con lo ético y con las normas y principios aprendidos e incorporados.
Es como una sensación de pesadumbre y carga que frecuentemente conduce al arrepentimiento cuando no hemos hecho o dicho algo que sentíamos que “debíamos” hacer o decir y al remordimiento cuando hemos hecho o dicho algo que sentíamos que no “debíamos” hacer o decir.
A veces las personas se culpan, otras veces buscan a alguien o a algo a lo que culpar. Y es que, sucede que uno necesita liberarse de esa carga tan pesada y si se culpa a sí mismo se protege de qué los demás lo hagan, mientras que si culpa a algo exterior se desentiende de lo ocurrido y con ello evita asumir que, de alguna manera, necesita revisarlo y ocuparse de solucionarlo.
También a veces uno se siente culpable por cosas que asume y no tienen que ver con él, otras teniendo que ver con él las pone en los demás.
La culpa, como otros sentimientos, nos informa y nos puede hacer reflexionar acerca de nuestro proceder. Nos puede ayudar a mejorar y a crecer.
Sería de gran utilidad empezar a ver que uno no tiene motivo alguno por qué culparse o no, pero puede decidir responder de lo que depende de él y decidir en su vida desde la libertad y la responsabilidad.
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