La terapia individual es un espacio dónde la persona y el terapeuta se encuentran con el objetivo de abordar las dificultades que la persona pueda presentar en un momento de su vida. La función del terapeuta es acompañar a la persona en diferentes situaciones cómo transiciones vitales, cumplimiento de objetivos, pérdidas, etc.
A través de la terapia la persona puede resolver aquellos asuntos que le afectan y movilizar aquellos recursos que le permiten generar alternativas y herramientas cuando las necesite.
En este sentido la terapia es un proceso de autoconocimiento y crecimiento personal que además permite que la persona desarrolle los potenciales que tiene.
La duración depende de la demanda que se realice, de esta manera existen terapias breves y terapias más continuadas en el tiempo. Forma parte del proceso que el terapeuta y la persona establezcan la duración y la frecuencia en función de la evolución que van observando.