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La ´descarga´ de soltar el control

Una de las fuentes de mayor estrés del ser humano es tener la sensación de que la vida se le escapa de las manos, de que le suceden cosas que no quería o esperaba, cosas que no son de su agrado.

La incertidumbre y los imprevistos no suelen ser motivo de bienvenida, frecuentemente uno suele atribuir a ellos la causa de sus males y frustrarse cuando las cosas no resultan de la manera esperada.

A día de hoy muchas actividades comerciales y muchos productos se orientan a prestar este control para proporcionar a las personas esta sensación de tener su vida ´bajo control´, productos/servicios que suelen tener mucha aceptación dado la necesidad que se ha asociado a ellos, aunque, en el fondo, sean perfectamente prescindibles.

Una de las necesidades básicas y más importantes del ser humano es la seguridad, y al mismo tiempo es una de las necesidades que más se tambalea ante momentos vitales como las pérdidas, las rupturas de pareja, las transiciones a las diferentes etapas vitales, etc. De esta manera muchas personas intentan controlar e intervenir sobre factores que en realidad no van a colmar esta necesidad, aunque aparentemente crean que sí.

A corto plazo parece que el control pueda llenar esta necesidad de seguridad, pero en el fondo no es así. Al final uno necesita hacer más de eso que hace para sentirse seguro. En cierta manera uno acaba convirtiéndose en esclavo de aquello que hace cuando ello es algo necesario e imprescindible para obtener un fin.

Mantener el control sobre algo para que ello permanezca inalterable, a la medida que uno desea y de acuerdo a la imagen que uno tiene es un sobresfuerzo enorme que pasa factura en algún momento.

El trabajo de soltar el control, es, para muchos, algo difícil de contemplar, inclusive es algo contradictorio pues a medida que crecemos vamos interiorizando que tenemos mucha responsabilidad en nuestras vidas, incluso en ciertas cosas que suceden ajenas a nosotros donde pensamos que tenemos influencia.

Finalmente la sensación cuando uno abandona este control, cuando uno se da cuenta de que más allá de sus pretensiones personales o de sus deseos se esconden otros propósitos mayores que tal vez no alcanza a comprender en el acto, es verdaderamente liberadora.

Abandonar la idea de que la vida deber ser tal y como uno cree que debería ser y empezar a ver realmente lo que es permite que ésta se manifieste sin que interfiramos en ella. Nos devuelve la capacidad de sorprendernos y vivirla como una verdadera aventura.

Nos volvemos a ver en dos semanas, feliz viernes!

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