Hace falta algo más que ganas y deseos para amar, hace falta decisión y valentía. Hace falta arriesgar. Hace falta CORAJE. Demasiadas veces se subestima la capacidad para amar, se le resta valor a lo que implica el acto de amar.
Frecuentemente en terapia de pareja las parejas acuden a ´salvar´ su relación por así decirlo. Casi siempre el principio parte de esperar a que sea el otro el que cambie; que deje de hacer, decir o deje de ser aquello que tanto molesta, aquello que tanto duele.
Ahora bien… ¿Qué está dispuesto a hacer él/ella por la relación? ¿Dónde está su compromiso? ¿Dónde está su valentía?
Y es que, otra cosa no, pero para amar hay que ser valiente, ya lo decía Silvio Rodríguez: “Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí. Ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar”.
Hay que ser valiente para persistir en esos momentos de crisis que se producen en todas las parejas y no abandonar el barco. Si uno ya tiene sus historias multipliquemos éstas por tres: las historias de uno, las del otro y las de la relación. Toda una hazaña nada fácil.
Amar empieza sobre todo por querer amar. Durante el enamoramiento es muy fácil…hay una atracción y un magnetismo que hacen el trabajo sin esfuerzo. Pero cuando esta etapa llega a su fin, cuando esta etapa se va desvaneciendo como tiene que pasar, es necesario la decisión y el compromiso de querer al otro.
Estar comprometido y decidido a amar suele ser fácil y sostenible mientras uno está más o menos bien y el otro también, mientras no hay desacuerdos o fricciones. Cuando asoma el malestar, la monotonía , la pérdida de ilusión y mil historias más que pueden aparecer…esto ya es otra cosa. La tendencia puede ser a escapar, a romper, a veces a ser infiel. Estas y otras muchas pueden convertirse en vías para escapar del dolor y aliviar el malestar.
Llegados a este punto, ¿qué pesa más? ¿Eso que me separa, me distancia, me molesta, me enfada…? ¿O mi amor a mí, al otro y a la relación? En la respuesta está la capacidad de salvar la relación o dejarla morir.
A todas esas parejas que vienen y me muestran la grandeza de quiénes están dispuestos a AMAR en mayúsculas, a aquellas que trabajan en el crecimiento de sus miembros y en el crecimiento de la relación y me permiten ser testigo del proceso: GRACIAS.
Feliz viernes!