Si en la pareja aprendiéramos a diferenciar lo que es de uno y lo que es de otro evitaríamos muchas discusiones sin sentido, no me refiero a las discusiones que se originan por tener puntos de vista diferentes, sino a aquellas discusiones donde hay reproches y exigencia de uno hacia otro.
Cuando digo lo que es de uno y lo que es de otro me quiero referir a aquellas cosas que inconscientemente colocamos en el otro o que el otro nos coloca a nosotros como maneras de ser y de hacer las cosas.
Automáticamente, cuando el otro dice alguna cosa que nos duele, nos lastima o nos enfurece podemos reaccionar de dos maneras: asumiendo la acusación del otro y sintiéndonos mal o devolviéndole eso que nos ha dicho desmintiéndolo, rebatiéndolo u oponiéndonos firmemente.
Cualquiera de las reacciones anteriores obedece a que eso que nos ha dicho el otro ha sido tomado, bien porque uno se identifica con ello o bien porque tiene rechazo a identificarse. Personalizamos lo que el otro nos dice y en consecuencia reaccionamos a ello. Algunas veces puede que haya algo de verdad en lo que el otro dice, a veces mucha y otras nada.
Hay un dicho popular que apunta: “Lo que Juan dice de Pedro dice más de Juan que de Pedro”. Así es. Al etiquetar, valorar o decir algo sobre el otro estamos poniendo una parte nuestra en ello, a veces más de la que pensamos. En psicoterapia este mecanismo se conoce como proyección y básicamente consiste en atribuir a alguien o a algo externo una característica que es propia de uno o atribuir la responsabilidad de lo que a uno le sucede.
Este mecanismo es automático y escapa a la ´conciencia´ de la persona, por así decirlo. (Puedes ampliar aquí información sobre los mecanismos de defensa). Tiene que ver con los famosos puntos ciegos que ya he nombrado en algún artículo y de los que hablaré en otro post.
En ocasiones nos enganchamos en cuestiones en la pareja por intentar convencer al otro de que eso que nos ha dicho no es verdad. Posiblemente así sea, pero una parte de la persona no lo puede ver porque está plenamente convencida de que es incuestionable, de que es evidente.
Frente a asumir la acusación e identificarnos con eso o devolvérsela y entrar en oposición y en discusión encontramos una tercera vía que consiste en separar lo que dice de nosotros de lo que somos nosotros.
Algo que ayuda a esto es conocer al otro, a veces las parejas que llevan mucho tiempo piensan que conocen mucho a su pareja, y esto impide que lo vean en su totalidad. Cuando podemos ver al otro en su totalidad, podemos entender muchas cosas y dejar de reaccionar a lo que dice.
No obstante; es importante conocer al otro, pero más importante es, si cabe, conocerse a uno mismo, “qué me pasa a mí con lo que te pasa a ti”. Si uno no se conoce a sí mismo no puede conocer al otro, ya que va a estar poniendo lo suyo en el otro sin darse cuenta.
Las parejas, los hijos, los compañeros de trabajo… nos ayudan a mirar aquellos aspectos desconocidos de nosotros mismos y a descubrir cosas que ignoramos. Esto puede convertirse en una fuente de sufrimiento o en una oportunidad para el crecimiento. ¿La diferencia? El compromiso con nuestro proceso de crecimiento personal.
Feliz viernes!
Pingback: La comunicación en la pareja | IRENECALATAYUD