La verdad es que sí, y también que no. ¿Somos lo que pensamos que somos?
Por una parte con el pensamiento nos podemos convertir en aquello que pensamos, cuando creemos algo del verbo creer, también lo creamos, del verbo crear. Si una persona cree que no es capaz de hacer algo será esa la situación que creará, confirmando su pensamiento de que no es capaz. En este sentido sería aceptable decir que somos lo que pensamos, porque nos convertimos en ello.
No obstante, pensar no es suficiente para ser. El pensamiento y las creencias han estado condicionados a lo largo de diferentes etapas de nuestra vida y su “modus operandi” consiste en proporcionarnos una identidad, unos códigos que nos sirvan para movernos por la realidad y sean como un mapa para ubicarnos y adaptarnos al mundo en un momento y lugar determinados.
En este sentido no somos lo que pensamos. De alguna manera la persona puede pensar que no es capaz de hacer algo, pero ¿realmente no es capaz? Llegar a creer que uno no es capaz no significa que sea necesariamente así.
Así pues el mapa no es el territorio. Aunque a veces, con frecuencia se confunde una cosa con la otra. Mientras que el territorio es el que es, con sus paisajes, sus ascensos, sus recovecos, sus descensos y todo lo que lo compone, el mapa es la representación de ese territorio. Como representación nos guía, orienta y señala caminos pero también tiene sus límites y fronteras, como las creencias.
Lo cierto es que las creencias en gran parte nos impiden ver lo que somos. En las creencias habitan determinadas cosas que encajan, y otras que se quedan fuera. Así en la creencia de que “la vida no es justa conmigo” por ejemplo cabe el sufrimiento, la pasividad, la rabia, etc. y se queda fuera la acción, la iniciativa, la determinación, etc.
Somos algo más que las creencias que nos habitan y que hemos interiorizado, aprendido o incorporado conscientemente. En la esencia de lo que somos está la grandeza del ser humano, que se muestra cuando se desidentifica con una imagen. Ya lo apunta aquel dicho: “Cuando la realidad supera la ficción”.
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