Andamos perdidos en un mundo donde apretamos un ´clic´ y al instante aparecen miles de resultados en un buscador. En la era de la información si hay algo que sobra precisamente es información, y si algo falta, es conciencia.
Muchos malestares actuales se complican cuando uno hace una búsqueda externa y recopila información de fuentes estandarizadas. En la necesidad de saber para poner remedio uno busca y busca y formula teorías e hipótesis.
Cierto que quién tiene la información tiene el poder, en este artículo ´El poder del autoconocimiento´ hablaba de ello. Pero una información obtenida desde uno mismo, desde el verdadero conocimiento.
A menudo en mi trabajo observo personas más preocupadas por lo que les han dicho que les pasa y si se solucionará que por lo que realmente les pasa. Vienen con un diagnóstico y a partir de ahí empiezan a cuestionarse un sinfín de cosas. No se trata ya solamente de que sienten o como se encuentran sino de lo que piensan que les ocurre y lo que puede pasar si no hacen algo pronto.
El caso de los niños es especialmente delicado, y es un tema que me enoja especialmente. Es frecuente que vengan niños con un diagnóstico de TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) por ejemplo, es un diagnóstico de “moda” en estos tiempos. Este es un caso delicado, pues sobretodo en este tipo de casos se medicaliza algo que no tiene sentido, pues la dificultad del niño de mantener la atención en algo es un síntoma de otra cosa. Podríamos hablar de todo lo que concierne a este problema durante horas…
Edward Osborne apunta que ´nos ahogamos en información mientras estamos hambrientos de sabiduría´, que gran verdad. Cada vez que buscamos respuestas generales, determinadas, estandarizadas… Cada vez que en esa ansia de saber investigamos en diagnósticos o etiquetas instauradas nos quedamos al margen de nosotros mismos y de nuestra sabiduría.
A veces, las pocas hay personas que vienen y dicen que están perdidas. Paradójicamente están más cerca de encontrarse, pues toda sabiduría empieza por un no saber, es entonces cuando deja un lugar para que emerja esa verdad que hay en algún lugar donde uno no recuerda.
Feliz viernes!