La libertad y el poder personal están al alcance de quién decide apropiarse de sus sentimientos y hacer algo con ellos. Muchas veces uno tiende a echar balones fuera y a responsabilizar y atribuir a otros la causa de su estado anímico o de sus resultados.
Es inevitable poder ocuparse de uno cuando la causa o el estímulo es ubicada en el otro. No solo uno no se puede ocupar sino que además cae en la trampa de la queja y la pasividad.
Entre un estímulo y una respuesta siempre hay factores que operan, como decía Viktor Frankl ´Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio se halla nuestro poder de elegir la respuesta. En nuestra respuesta se basa nuestro crecimiento y nuestra libertad´.
Si esto es así… si el poder personal y la verdadera libertad empiezan por apropiarse de lo sentido… ¿por qué sencillamente lo ponemos fuera? ¿Qué es lo que nos lleva a atribuir a que el otro sea el causante de nuestro estado emocional?
Todos llevamos muchos sentimientos negativos acumulados, actitudes, creencias y situaciones sin resolver que permanecen en la antesala de nuestra conciencia y cuando emergen tenemos miedo de enfrentarnos a ellos, si nos paramos con mayor profundidad a observarlos tememos que nos sobrepasen y tememos no contar con los mecanismos para gestionarlos adecuadamente.
Así que una manera de garantizar que sigan ajenos a la conciencia sin interferir es negarlos y consecuentemente a la negación proyectarlos sobre las personas o situaciones que nos rodean como si fueran de los otros. Así opera este mecanismo inconsciente de la proyección: el otro se convierte en el ´culpable´ y justificamos este ´escape´ de nosotros mismos.
Este mecanismo de proyección hace que nos quedemos sin jugar el partido, aceptando una derrota y confirmando la creencia de que son los demás los ´causantes´ de nuestro sentir, y que si no fuera de ésta manera las cosas irían mejor. Una creencia que nos mantiene en posición de perdedores.
Si de verdad uno quiere ganar el partido sería bueno cambiar el foco.
Así pues, no culpes a los otros o a la suerte de tus circunstancias, más bien ocúpate de generar las circunstancias que te generen ´suerte´, como empezar a mirar en tu interior y apropiarte de lo tuyo, ¿te atreves?
Feliz viernes!