Cada vez comparto más esta frase en las sesiones de terapia: “Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo, sus órganos, sus huesos, sus funciones, sus sitios… pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma” (Mario Benedetti).
Hay momentos en los que uno preferiría no sentir ciertas emociones, otros en los que no sabe que hacer con lo que siente y otros en que uno se cansa de sentir… entonces más que nunca tiene sentido conocer de que está hecha el alma.
A veces nos enfadamos porque estamos tristes, otras nos sentimos tristes porque nos enfadamos… En ocasiones sentimos miedo cuando confiamos, otras rabia cuando nos resignamos…
Hay personas que les gustaría vivir en un estado casi eufórico todo el tiempo, otras que cuando empiezan a relajarse piensan que algo va mal y otras tantas que sienten que la completa seguridad es el único camino.
El alma también pasa por estaciones; a veces es primavera, a veces invierno. Otras verano y otras otoño. Lo cierto es que hay momentos en que estamos más en una y sufrimos porque queremos estar en otra. Algunas nos gustan más que otras, en este sentido nos predisponemos a vivirlas desde un lugar diferente, lo que en sí ya condiciona la vivencia.
¿Sentimos rabia de una situación o nos enojamos con la rabia que sentimos en esa situación? ¿Nos apenamos por algo que sucedió o por nuestra vivencia de cómo lo gestionamos? ¿Cómo nos relacionamos con aquello que sentimos?
Siempre he sentido que el alma está donde tiene que estar y nosotros la ponemos en otros lugares. Bien sea por las expectativas de dónde queremos que esté, las creencias de dónde debería estar o el significado que le damos a donde está.
Si nos fijamos también nos pasa con las estaciones del año. Hay algunos que están deseando que acabe el invierno y venga lo que llaman el “buen tiempo”; mientras que otros sienten nostalgia por el otoño. Hay quién detesta la lluvia y quién se pasaría todo el tiempo bailando bajo ella.
Cuando las personas somos conscientes de la existencia de estas “estaciones del alma” y de su necesidad no intentamos alterar el ritmo de ellas, al igual que un jardinero no espera sembrar en verano o cosechar en invierno. No es cuestión de si es posible, razonable, lógico, etc. Simplemente es.
¿Dónde se encuentra tu alma?
Os invito a profundizar sobre estas cuestiones y por qué no, a compartir vuestras reflexiones y vuestras opiniones sobre el tema. Feliz viernes!
Mi gran sabia. Te agradezco tu actitud constante. Cada viernes después de unas semana de trabajo siempre encuentro palabras que me enseñan cosas nuevas, profundas y de gran poder para vivir la vida más conciente.
Sobre el tema del alma, el alma es la parte de nosotros que no escuchamos y que sabe perfectamente lo que necesitamos en cada momento. El alma es la esencia del ser, no tiene ego, sabe de todas las estaciones y las gestiona como algo tan maravilloso como la propia vida en cada una de sus estaciones. Feliz finde! !
Me gustaLe gusta a 1 persona