A las puertas de las vacaciones navideñas se me hace presente el encanto que albergan estos días… Si bien es cierto que mucha gente destaca la cara consumista y la fachada de estas fiestas para mi encierran infinitas oportunidades de crecimiento.
Si algo está presente en estos días son los ritos: regalar, despedir y recibir, celebrar, agradecer y compartir… En esta época hay implícitos muchos valores que suelen verse menos en otras épocas y pasan desapercibidos, pero que si uno se para, los ve.
Recién leía que un ritual es ´Un paseo por el mundo simbólico y sagrado de cada uno´, no puedo estar más de acuerdo.
Los ritos tienen la capacidad de conectarnos y vincularnos con lo que habita en cada uno de nosotros, tanto es así que para unos la Navidad es una mentira y para otros es un goce (no es lo que es, sino lo que vemos a través de nuestras creencias). Aunque existen ritos prestablecidos con los que podemos coincidir o no, existen ritos que construimos nosotros y a los que le damos un significado que a su vez nos construye.
Los rituales nos ayudan a transitar épocas de nuestra vida, nos ayudan a adaptarnos a nuevas realidades y también nos ayudan a fijar aspectos que queremos recordar por su trascendencia en nuestra historia.
Hay rituales que ayudan a asimilar realidades difíciles y a darle un espacio al dolor, como puede ser el caso de un velatorio; rituales que nos preparan para iniciarnos en una nueva etapa de la vida, como puede ser el casamiento o rituales que nos permiten la integración en un colectivo determinado.
Hay rituales de sanación y de liberación, en algunas culturas el canto y la danza son una manera de expresar y transformar las emociones para elevar las vibraciones y armonizar con la vida.
Podemos seguir ritos de nuestra cultura, aprender de otras culturas o construir de nuevos. La fuerza del rito reside en su simbolismo. Con el rito hacemos fácil lo difícil y posible lo aparentemente imposible. Ponemos orden. El ritual nos da valor y hace que demos valor. En un conjunto de acciones y una serie de pasos podemos procesar algo que de otra manera tenderíamos a evitar.
Cualquier momento es oportuno para empezar, pero ahora es un momento idóneo. Por mi parte volveré a escribir en tres semanas, mientras tanto estaré ocupada con algunos de estos rituales.
Felices fiestas y mis mejores deseos para el próximo año!