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Los límites de la ayuda

Los límites de la ayudaQuizá te parezca extraño el título de este post… ¿es que la ayuda tiene límites? Y si no los tiene… ¿convendría que los tuviese?

¿Sabemos cómo ayudar? ¿Es la necesidad del otro de ser ayudado o es nuestra necesidad ayudar?

Podemos entender la ayuda como cualquier actitud o acción destinada a proveer de un recurso o soporte a otros. De niños aprendemos a que es bueno ayudar, ser solidarios y cooperar con los demás, aprendemos el valor de repartir y ser equitativos si alguien tiene algo de más por quién tiene algo de menos, aprendemos a compartir. Hasta aquí difícil cuestionar ¿verdad?

No obstante no toda ayuda recibida es ayuda necesitada o demandada, y esto es clave distinguirlo. A veces la ayuda recibida puede ser vista como una ofensa, como sentimiento de no ser capaz o de que el otro no confía.

¿Cómo es percibida la ayuda por el que la da y cómo es percibida por el que la recibe? Si alguien no quiere nuestra ayuda ¿lo entendemos? o por el contrario ¿nos enfadamos? ¿Somos capaces de respetar la decisión de quién no quiere ser ayudado? ¿Persistimos en el empeño?

Muchas veces la ayuda acaba siendo un problema. Demasiado ayudar acaba por hacer el efecto contrario: no ayudar. Acaba por crear indefensión y necesidad del otro, cuando en el fondo uno tiene la/s capacidad/es de solucionar, resolver y crecer con las dificultades; pero a fuerza de hacerle el trabajo el otro acaba creyendo que no puede.

Ahora bien… ¿Qué nos pasa si decidimos no ayudar? ¿Podemos estar tranquilos o nos sentimos culpables? ¿Confiamos en la capacidad del otro para resolver? ¿Seguimos sintiéndonos importantes para los demás (hijos, pareja, compañeros…)?

La ayuda tiene límites, sí. Tiene los límites de quién la da y los límites de quien la toma. Entre el dar y el recibir hay un espacio de decisión donde uno puede tomar o puede decidir no tomar. Trabajar con ello ayuda a abandonar expectativas, a crecer en nuestras relaciones acompañando a los demás sin exigir y aprender a escuchar las necesidades.

Si profundizamos en la mirada al otro veremos sus capacidades, veremos que mucho de lo que se hace no es necesario. Cómo a las plantas un exceso de riego las ahoga y les produce dolencias a las personas como seres vivos que somos nos sucede igual, a diferencia de que a veces el que se ahoga puede ser uno mismo. Respetemos el equilibrio, aprendamos a ver al otro, y si no sabemos, preguntemos y conozcamos; sólo así sabremos cuando ayudamos dando y cuando ayudamos sin dar.

Feliz viernes!

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3 Respuestas a “Los límites de la ayuda

  1. Muy de acuerdo Irene…
    Gracias por ponerlo en palabras.
    Fuerte abrazo desde Argentina.
    Alejandro

    Me gusta

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