Me pregunto qué cantidad de energía se malgasta cada vez que alguien trata de convencer a los demás sobre una idea, un hecho, un proyecto o cualquier otra cosa que le resulte importante.
Como consecuencia, que cantidad de energía se malgasta tratando de entender porqué la otra persona no entiende o no comparte lo que uno piensa, y de qué manera podría comunicarse para conseguir llegar al otro.
Aunque la realidad es amplia y la comunicación es todo un camino a recorrer hay un principio que es básico, y es que, para que el otro reciba el mensaje uno tiene que creer en su mensaje.
Esto que resulta obvio es más complejo de lo que parece. Creer no significa autoconvencerse; si uno tiene que estar continuamente dándose argumentos y explicaciones para validar aquello que cree también va a malgastar mucha energía en ello.
Por otra parte, querer que el otro acepte este mensaje es de lo más legítimo, pero si es el único objetivo vamos a estar poniendo el foco y el esfuerzo en esta aceptación olvidándonos de lo realmente importante: transmitir.
La propia convicción. Cuando uno está plenamente convencido la palabra y la fuerza de lo que cree toman lugar. Desde ahí es mucho más fácil que el que escucha pueda abrirse y considerar lo que recibe.
Desaparece la necesidad de llevar a los demás a nuestro territorio, les damos libertad para que crean o no en lo que decimos, ello nos provee de recursos y facilita el acercamiento de los demás.
Tendré que aprender a transmitir con mis hijos !!!!Cada uno tiene su verdad y es difícil aun así desde la propia convicción.
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Yo pienso que no hay que querer convencer a nadie.El hecho de estar seguro de uno mismo y de sus actuaciones es un gran acto de conviccion para los demás. Los demás ven en ti lo que tu dejar ver, es decir tu seguridad en ti mismo convence a los demás.
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