¿Conocemos los factores que nos llevan al éxito? ¿A qué causas atribuimos nuestros logros? ¿A cuáles atribuimos nuestros anhelos frustrados?
Las atribuciones que hacemos acerca de nuestros éxitos o frustraciones (lo que se suele llamar ´fracasos´) van a influir no sólo en cómo nos sintamos, sino además en cómo actuemos frente a ellos y frente a futuros desafíos; haciendo que nos acerquemos, que nos alejemos, que estemos satisfechos o que sintamos miedo entre otros.
¿Es nuestro éxito debido al esfuerzo? ¿Quizás a nuestra capacidad en lo que hacemos? ¿Puede que se dé a las oportunidades o a la facilidad que tuvimos en ese momento temporal?
Demasiadas veces consideramos de forma errónea las causas de tener éxito o no tenerlo. Primeramente porque somos expertos en la crítica y el juicio e inexpertos en el reconocimiento de nuestros potenciales. En segundo lugar porque solemos hallar una única causa, cuando podemos hablar de multicausalidad y de el éxito y el fracaso son un resultado de circunstancias que confluyen.
El psicólogo social Bernard Weiner elaboró una teoría mediante la que explicaba las causas del éxito o fracaso frente a los resultados académicos en un grupo de alumnos.
Consideró que en función de si el éxito/fracaso podía ser atribuido:
- A una causa interna al propio alumno o externa a él, lo que venía a hablar dónde el alumno situaba el CONTROL, dentro o fuera de su voluntad.
- A una causa estable, es decir que se mantiene con el tiempo, o a una causa inestable, que fluctúa con el tiempo, lo que sería la ESTABILIDAD.
En función de la atribución el alumno concluía si podía controlar su éxito o si por el contrario no dependía en absoluto de él. Puedes verlo gráficamente en el siguiente cuadro:
De esta manera los estados emocionales eran los siguientes:
- La satisfacción, cuando un alumno atribuía su éxito a su capacidad y esfuerzo.
- La sorpresa, cuando un alumno atribuía su éxito a la suerte.
- La culpa, cuando un alumno atribuía su ´fracaso´ a su incapacidad para aprender.
- La frustración, cuando un alumno atribuía su ´fracaso´ a la mala suerte o a la dificultad de la tarea.
Como ves, un ejemplo de que en función de cómo atribuyamos las causas de nuestros éxitos/fracasos nos sentiremos y persistiremos en ellos o no. Esto no solo es extensible al terreno académico, o profesional si no que podemos aplicarlo a retos deportivos, relaciones amorosas, etc.
¿Qué tendencias observas tú en tu manera de explicar el éxito-fracaso? ¿Sabes que es lo que te lleva a ellas?
Seguimos la próxima semana… feliz viernes!